Él era yo. II

Pasaron varios meses. Una mirada eterna.

Estaba casado e iba a ser padre por primera vez…

La corriente magnética ya era de tal calibre que iba a ser complicado, muy complicado, evitar el impacto de las naves…

Nos dimos un beso…pequeño…diminuto…un beso que duró apenas un par de segundos, pero que contribuyó a la construcción de un mundo mejor, sin lugar a dudas.

Me bajé del coche, tensa.

- Es una pena  -murmuré-

- ¿Qué has dicho? -Dijo él-

Cerré la puerta; Disimulando crucé la calle, busqué las llaves en el bolso como si no existiese nada más a mi alrededor; Esperaba que él arrancase el coche y se fuera.
No quería testigos de lo que estábamos sintiendo. No, en ese momento.

No levanté la mirada, y entré en mi casa.

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